Una primicia (1998)
-Señor Humberto, buenos días. Lo solicitan aquí en la recepción, escuché la voz familiar de Andreína. -Sí, buenos días. Quién me solicita. -El señor Carlos López. -Dile que suba. -Qué querrá Carlos López, pensé. De cualquier manera, fue una visita afortunada. Ya eran las once de la mañana y la pantalla del computador continuaba en blanco. Suele pasar. No siempre hay de qué escribir. Al menos con la exigencia de un periódico que sale a la calle cada 24 horas. Una dificultad que se agiganta si la materia prima de la historia tiene que ver con béisbol. Por jugarse día tras día, al contrario por ejemplo del fútbol donde habitualmente los desafíos van de domingo a domingo, la posibilidad de hallar un hecho noticioso en toda su extensión, se reduce a su mínima expresión. Sin embargo, Carlos López no solo era portador de una noticia. Esa mañana del 5 de noviembre de 1998, vino acompañado del bien más preciado por un periodista: una primicia. -¿No te prometí que tú serí...