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¡Boris, Boris, allí está Sandy Koufax!

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  ¡Boris, Boris, allí está Sandy Koufax! Escribía sin pausa en la sala de prensa en Dodgertown, sede del campamento de entrenamiento primaveral de los Dodgers de Los Ángeles en Vero Beach, Florida, aquella mañana del 26 de marzo de 1996. Por concluir los entrenamientos, quería saber cuál sería el destino final del cátcher Carlos Hernández y el jardinero Roger Cedeño en los Dodgers.  Pero la providencia, el azar, el destino, y aún no sé qué, me sugirió levantarme de la silla para estirar las piernas, y si lo encontraba por allí, tomarme un café. Me asomé por la ventana mientras bebía lo que hallé, y fue entonces cuando lo vi. Por aquella manera de pararse que conocía de memoria, pese a verlo personalmente solo en una ocasión en toda mi vida, pero que tantas veces había observado en libros y revistas. No podía ser nadie más. Solo Sandy Koufax, el eterno pelotero favorito, de lo que queda del Humberto Acosta aficionado al beisbol. Con una franela blanca como decimos por aquí, un short ver

MI ENCUENTRO CON ROBERTO CLEMENTE

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MI ENCUENTRO CON ROBERTO CLEMENTE Un día como hoy de hace ya medio siglo, Roberto Clemente me firmó esta pelota a la entrada del  hotel Caracas Hilton. Estaba en Caracas con los Piratas de Pittsburgh  para una serie de tres juegos de exhibición frente a los Rojos de Cincinnati, en medio de los entrenamientos primaverales, camino a la próxima temporada de las grandes ligas. Andaba apurado. Necesitaba subir a la habitación porque en minutos debía salir al estadio con el resto del equipo, y no contaba con mucho tiempo para cambiar su ropa por la del uniforme. Sin sonreír, sin verme a los ojos, pero con amabilidad, estampó su firma sobre la pelota. Cómo olvidarlo. Sábado 18 de marzo de 1972. En la víspera, dejé atrás la oficina de Seguros Caracas donde trabajaba en la esquina de Doctor Paúl, atravesé la plaza El venezolano, recorté camino por el pasaje Zingg, me sumergí en las profundidades del Centro Simón Bolívar y desemboqué en la Avenida Baralt. Frente a la Plaza Miranda entré a la tie

El mejor a la hora "chiquita"

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  El mejor a la hora “chiquita” I Sandy Koufax siempre ganó el juego que había que ganar. No es una simple presunción. Es un hecho real, comprobado hasta la saciedad en la tabla de posiciones. Los Dodgers de Los Ángeles ganaron el gallardete de la Liga Nacional en las temporadas de 1963, 1965 y 1966, y en cada una de esas coronas, el encuentro que aseguró para el equipo su posesión a perpetuidad, Koufax lo comenzó y lo sumó a su registro personal. Para más señas, en septiembre y octubre, los tradicionales y emocionantes meses finales de la carrera por el título. El 16 de septiembre de 1963, los Dodgers llegaron a San Luis para celebrar una serie de tres juegos con los Cardenales, que dadas las circunstancias, podría ser definitiva. Se hallaban en el primer lugar pero con apenas un encuentro de ventaja sobre los Cardenales. Exhibían una alentadora racha de trece victorias en los últimos diecinueve desafíos, solo que el San Luis se hallaba en el mejor de los instantes vividos a lo largo

¿QUÉ ES UN PROSPECTO DE GRANDES LIGAS?

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¿QUÉ ES UN PROSPECTO DE GRANDES LIGAS? El 22 de junio con fanfarria incluida, Wander Franco debutó en las grandes ligas con los Rays de Tampa. Si no lo recuerda, lo presentaremos nuevamente en sociedad. Un campocorto dominicano de apenas 20 años de edad que batea a la zurda y  a la derecha, pero cuyo documento de identidad lo presenta como el Prospecto Número 1 de todo el Beisbol Organizado. Asimismo, y como dato histórico, es el primer pelotero nacido en 2001 en llegar a las mayores. Y al menos para dejar constancia de que su carta de presentación podía ser tomada en serio, en su estreno ese día en los cuatro primeros turnos al bate, conectó un jonrón y un doble, remolcó tres carreras y anotó otra ante los Medias Rojas de Boston. Cumplida la obligación periodística, vamos a la razón de ser del texto de hoy, por supuesto íntimamente ligado con el párrafo anterior. ¿Qué o quién decreta que un pelotero como Franco sea, sí con mayúsculas, el Prospecto Número 1 de todo el Beisbol Organiza

El pelotero y el periodista deportivo

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  El pelotero y el periodista deportivo Parecerá una incongruencia, pero mientras este viernes redactaba el tuit para celebrar los 60 años vitales de Andrés Galarraga, mis convicciones periodísticas, la manera en que creo debe conducirse nuestro oficio, acudieron a la memoria. Tienen tanto tiempo como Galarraga, y se remontan a mis días en la Escuela de Comunicación  Social en la Universidad Central de Venezuela. Y así como el tiempo no parece haber hecho mella en la estampa atlética de Andrés, mis creencias prosiguen tan intactas desde el mismo momento que las escuché de Federico Álvarez, Héctor Mujica o Alexis Márquez. No sé, no tiene importancia de quién haya sido. ¿Y a qué viene toda esta remembranza, se preguntarán? ¿Galarraga y el Periodismo? Según mis mentores, hay que saber diferenciar las cosas si pretendemos cumplir a cabalidad con nuestra misión periodística. Para comenzar, renunciar a nuestra fascinante condición de aficionados. O en todo caso, no permitir que interfiera en

El pitcheo siempre estará por encima del bateo

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  El pitcheo siempre estará por encima del bateo De los deportes universalmente más conocidos, individuales y colectivos, el beisbol es el más condescendiente con el fracaso. Tolerancia que tiene su origen en las peculiaridades del juego. En su naturaleza y hasta en sus reglas. Quizá allí se encuentre el por qué, sus estadísticas reflejen como en  ningún otro juego, lo que sucede en el terreno y el desempeño de los peloteros. Realidad que se expresa en los tres escenarios que lo caracteriza: pitcheo, defensa y ofensiva. Pero sobre todo en esta última, también conocida por sus cultores como bateo, y que representa como ninguna otra, la citada condescendencia. Por ejemplo en el fútbol, en medio de un entrenamiento de tiros al arco. Quien fallé siete de cada diez, probablemente nunca recibiría la responsabilidad de cobrar penales. Algo muy similar sucede en el basquetbol. Quien no consiga acertar siete, hasta cinco de cada diez disparos al aro, difícilmente recibirá la encomienda de concr