Enemigo Público No1

 


Esa fresca noche del 17 de junio de 1964 en Los Ángeles, Sandy Koufax estuvo intraficable por decir lo menos. En la máxima expresión de su verdadera esencia. Todo poder, todo control.

Los Bravos de Milwaukee, históricamente un equipo difícil de enfrentar para Koufax como lo evidencian los 36 jonrones recibidos de su parte durante toda su carrera, más que cualquier otro conjunto de la Liga Nacional, se presentaron con toda la intención de continuar haciéndole al zurdo las cosas más difíciles. Del primero al noveno bateador en la alineación abridora del manager Bobby Bragan todos eran derechos: Felipe Alou, Ricardo Carty, Henry Aaron, Joe Torre, Gene Oliver, Miguel de la Hoz, Dennis Menke, Frank Bolling y Denny Lemaster. Sin embargo, el pitcher de los Dodgers no tuvo para con ellos la más mínima consideración.

Koufax no permitió carreras y solo tres imparables, todos sencillos. Regaló una sola base por bolas y solo un corredor pisó la segunda almohadilla. Cinco de los nueve innings los retiró por la vía rápida, mientras apenas necesitó de dos horas para completar el blanqueo ante los 41 mil 688 aficionados congregados en el Dodger Stadium. Para redondear su actuación, su marca de fábrica no estuvo ausente: repartió ocho ponches. La pizarra concluyó 5 a 0.

Tres de esos ocho ponches, Koufax se los propinó a Carty, el novato dominicano que llegó al encuentro con un promedio ofensivo de .279 puntos y cuatro vuelacercas, que le mantenían como serio aspirante al premio “Novato del Año”. Dos de los tres abanicados los recibió con el tercer strike cantado, y dos lo convirtieron en el tercer out de la entrada.

Carty solo enfrentó a Koufax una vez más en el resto de la campaña –el 8 de agosto en Milwaukee- pero cuando los Dodgers devolvieron la visita a los Bravos cinco días después del blanqueo del 17 de junio, el joven toletero aprovechó que Koufax merodeaba por el campo durante la práctica de bateo para hablar con él.

“Porqué me trataste tan mal el otro día. Me volviste loco”, le dijo Carty, medio en serio medio en broma. “Todavía soy un novato. Allá adentro no hicieron otra cosa que burlarse de mí después del juego. Bienvenido a las grandes ligas, me decían todos”, agregó el quisqueyano que esa noche se había topado con Sandy por primera ocasión desde su llegada a las mayores la campaña anterior.

También medio en serio y medio en broma, aunque más en serio, Koufax lo miró y le dijo, “Muchacho, no te conozco. Pero cada vez que estés delante de Henry Aaron en la alineación, conmigo vas a pasar tiempos duros. No solo tú. Todo el que esté delante de Henry”.

Si Carty abrigaba alguna duda sobre lo que acababa de escuchar, solo tenía que echar un vistazo a los números de Aaron durante las oportunidades que Koufax lo tuvo frente a frente a través de su carrera en la gran carpa. Koufax lo llamaba “El Martillo”. Entre los bateadores con cincuenta o más turnos al bate en su contra, Aaron es el único con un promedio ofensivo de al menos .300 puntos. Exactamente de .362 en 116 confrontaciones, con 42 imparables incluidos seis dobles, 3 triples y siete vuelacercas, esta última cifra tope recibido de un solo bateador, que Aaron comparte con el dominicano Felipe Alou y Ernie Banks.

“En mi opinión, Henry Aaron es el mejor bateador que existe”, le contó Koufax a un periodista que le solicitó su ranking personal de bateadores. “Tiene tanta fuerza que puede estar cansado y siempre tratará de pegarle a la pelota”.

Un clásico episodio de los duelos que ambos sostuvieron entre 1955 y 1966, los años de Koufax en las grandes ligas, tuvo lugar en el parque de los Bravos en 1965. Luego de llegar el conteo de bolas y strikes a 3 y 2, Koufax hizo una docena de envíos más y Aaron los devolvió todos de foul. Exasperado, Koufax bajó de la lomita y a medio camino del home le gritó: “Henry, mi próximo lanzamiento será una recta por todo el medio. Lo sacas o no lo sacas del parque. Pero no volverás a dar otro foul”.

Aaron conectó un rodado a las manos de Koufax para el tercer out.

“A Henry lo enfrenté por primera vez durante mi estreno en las grandes ligas”, cuenta Koufax que debutó en las grandes ligas el 24 de junio de1955. “Temblaba de miedo. El manager Walter Alston me llamó a relevar en el quinto inning. El primer bateador, Johnny Logan, dio un sencillo detrás de la primera base y Ed Mathews me sacó un boleto. Así que Aaron llegó al home con dos en base y sin outs. También lo caminé y fue lo mejor que pude hacer. Enseguida ponché a Bobby Thomson y Joe Adcock bateó para dobleplay para lograr el cero”.

A lo largo de su estancia en la gran carpa, Koufax le propinó doce ponches a Aaron y también le otorgó catorce bases por bolas, cinco de las cuales fueron intencionales. A ningún otro bateador caminó a propósito en tantas ocasiones.

“Ellos no son los tipos a los que tienes que dominar para ganar el juego”, explica Koufax su filosofía. “Los buenos bateadores siempre lograrán sus hits. Por eso no son los Aaron, los Mays y los Clemente a quienes debes tratar de eliminar. Es a los otros. Son ellos los que te ganan”.

Al detallar los pormenores del encuentro de aquel 17 de junio de 1964, comprobamos cómo los cuatro turnos vividos por Carty, reflejan el credo de Koufax cuando se hallaba en el montículo. En el primer capítulo acudió al home con las bases limpias y un out. Ponche cantado. En el cuarto como primer bateador de la entrada falló con un globo al jardín central. En el sexto acto sin corredores en base nuevamente se ponchó con el tercer strike cantado para cerrar la entrada, y en el octavo con un hombre en la inicial, entregó el tercer out al abanicar por tercera vez en el encuentro.

Entretanto, Aaron debió observar los duelos cargado de frustración. En sus cuatro oportunidades no sacó la bola del cuadro, recibió un ponche y siempre acudió al home con las almohadillas desocupadas.    

Carty no consiguió levantar cabeza ante Koufax. Con los años se transformó en un excelso y temido bateador como lo evidencian sus averages de .350, .310 y .326 mientras Koufax se encontraba en acción, y su promedio de .366 para ganar el título de bateo en 1970. Sin embargo Sandy le asestó cinco ponches más y no pudo darle imparables. El saldo definitivo registró 18 turnos en blanco, ocho abanicados y una base por bolas.

La culpa de tanta sequía ofensiva la tuvo Henry Aaron.

Comentarios

  1. Saludos hermano Acosta, revisando los Nro, vi que desde 1.990 en cada liga se a concretado la TripleCorona moderna (Avg, OBP y OPS) 6 veces en cada liga..

    Deduciendo de esto, quedan en evidencia los SABR-Metrics, y sigue siendo harto difícil laTripleCorona tradicional...

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