“Las de hoy son las mismas lesiones de ayer”

Germán Medina entre Miguel Cabrera y Pablo Sandoval


 Traumatólogo Germán Medina:

“Las de hoy son las mismas lesiones de ayer”

Desde hace algunos días quería conversar con el doctor Germán Medina. De qué más, de beisbol por supuesto. Solo que las cosas no se dieron como esperaba, pero ni modo. El Periodismo suele marcarnos pautas insoslayables. Al menos en nuestro caso. 

La presente campaña no terminaba de abrir sus puertas cuando los Tigres de Detroit colocaron a su toletero principal, Miguel Cabrera, en la Lista de Incapacitados por 10 días con una molestia muscular en el brazo izquierdo. 

 Entretanto, el pitcher Carlos Carrasco se lesionó una de sus piernas en los entrenamientos primaverales, y su estreno con los Mets de Nueva York deberá esperar al menos hasta junio. Y Justin Verlander, cuyas 226 victorias es la máxima cantidad entre los lanzadores activos, solo ganó un juego en 2020, y no volverá a la lomita de los Astros de Houston hasta 2023, luego de una operación en el brazo. 

Quizá no se trate de los ejemplos más indicados. Los jugadores citados pasaron la frontera de los 35 años de edad, pero el lunes 10 de mayo, los Mets enviaron a la Lista de Incapacitados por diez fechas a Jacob deGrom, ganador del “Cy Young” en 2018 y 2019. El as del equipo presentó molestias en la parte baja de la espalda, justo mientras era el líder de la Nacional con una increíble efectividad de 0.68 en 40 entradas y sumaba 68 ponches. El derecho de 32 años había hecho seis aperturas.

¿Por qué en apariencia los peloteros de las grandes ligas hoy en día se lesionan tanto? ¿Por qué con tanta frecuencia ingresan a la Lista de Incapacitados? ¿Estamos ante una novedad, o es que en el pasado no ocurría lo mismo?

 Germán Medina nos ayudará a disipar algunas dudas, pensamos. Traumatólogo con una considerable experiencia que excede las rayas de cal de un campo de beisbol, y de cualquier otro escenario deportivo, ha visto desfilar por sus consultorios a infinidad de peloteros. Especialmente en la Liga de Beisbol Profesional de Venezuela con los Leones del Caracas, equipo para el cual trabajó durante tres décadas, y donde surgió nuestra amistad.

“Puedo decirte con la más absoluta propiedad, que las lesiones de antes y las lesiones de ahora son las mismas”, advierte Germán, desmontando en parte nuestra creencia de la existencia de una diferencia marcada. “Son casi las mismas. Eso no ha cambiado. Por lo que ha pasado Miguel Cabrera recientemente, también pasaron peloteros de años atrás. El cuerpo es el mismo. Lo que deben hacer en el terreno es lo mismo. Correr rápido de home a primera, lo que puede provocar un tirón en una pierna. Tratar de hacer un lanzamiento con un movimiento no adecuado en el caso de los pitchers. Estrellarte contra la baranda en los jardines o chocar con un compañero mientras buscan un fly. Es lo mismo. Recuerda a Antonio Armas. Era una mole, puro músculo. Pero también era frágil. Pegaba una carrera y los músculos se lastimaban. En cambio Omar Vizquel era lo opuesto. No es que era frágil. Sin embargo, era fuerte aunque no tenía la musculatura de Armas. Creo que entró a la Lista de Incapacitados una sola vez y jugó más de veinte años, en una posición como el shortstop, que permanentemente exige movimiento”. 

Germán se graduó en 1976 a los 24 años en la Escuela de Medicina “José María Vargas“ en la Universidad Central de Venezuela. Durante dieciséis años fue jefe del Servicio de Traumatología del Hospital Vargas y terminó siendo su director. Sin embargo, en buena medida, su formación médica y académica la adquirió del renombrado traumatólogo José Domingo Martínez Morales, de quien terminaría heredando en 1981 el cargo de médico de los Leones del Caracas, con quienes estaría hasta 2009.

“Lo que sí ha variado son las políticas de prevención de lesiones  y de cuidados”, prosigue Germán, hoy Director Médico del Instituto Goji de Ozonoterapia en la ciudad de Miami. “Allí está el caso de Miguel Cabrera. Ciertamente tenía una severa molestia en el bíceps de su brazo izquierdo. Los Tigres de inmediato lo colocaron en la Lista de Incapacitados. Así no podía jugar, pero también para evitar que la lesión se agravara. Sin embargo, también está el caso del pitcher de los Mets, Jacob deGrom. Los médicos del equipo al principio dudaron, pero terminaron enviándolo a la Lista de Incapacitados como prevención, porque la dolencia muscular en la parte baja de la espalda podía agravarse y entonces no serían diez días sino un mes fuera. Esas decisiones han contribuido a que estos peloteros duren un poco más y con igual rendimiento en el campo. Alejándolos de las lesiones graves por tratamientos indebidos o falta de cuidados preventivos”. 


Aún con la explicación ofrecida por Germán no recordamos que pasara lo mismo en los albores de nuestra afición y nuestra carrera como periodistas. Pero de lo que no cabe duda, es que estamos ante un hecho frecuente que envuelve una contradicción. Sobre todo por encontrarnos en un siglo XXI ya avanzado, con una ciencia médica avanzada como nunca antes, y con los peloteros de las mayores disfrutando de una mejor alimentación, de técnicas de entrenamiento más sofisticadas, de una medicina deportiva más depurada, con estadios dotados de condiciones para proteger a los jugadores como nunca antes. Paredes acolchadas, terrenos perfectos, simétricos.  Ni hablar de los lanzadores abridores que hoy no van más allá del sexto séptimo inning, cuando hasta hace poco se esperaba que transitaran toda la ruta. 

“Es muy cierto Pero la tecnología médica de vanguardia y la preparación de técnicas del deporte desarrolladas en institutos y escuelas especializados en la materia, y que hasta hace poco no existían, más bien han evitado que las lesiones proliferen”, insiste el traumatólogo. “La intención es evitar que una posible lesión adquiera gravedad y que dentro de lo posible, se evite el ingreso a la Lista de incapacitados. No por estar lesionados sino para evitar que se llegue a ese nivel. Es el caso del pitcher de los Mets. Por otra parte el número de peloteros en la nómina ha crecido, lo que crea la ilusión de que hoy son más los lesionados que antes”.   

 Sin subestimar un detalle igualmente comprobado. Ciertamente, cuatro y más décadas atrás, un pelotero que sufría una lesión, con frecuencia debía tomar el camino del retiro. Aún en los albores de su carrera. A veces nos preguntamos, ¿será que el pelotero del presente no economiza esfuerzo en el campo, por cumplir con la expectativa creada por los equipos con las considerables sumas de dinero que desembolsan por su actuación. O también, para aspirar ese contrato que les asegure sin contratiempos su sobrevivencia material, la suya y hasta la de dos o tres generaciones de su descendencia?

“Volvamos con el caso de Miguel Cabrera”, dice Germán. “No podemos olvidarnos de que tiene 38 años de edad. Su cuerpo, como el de todo el mundo, se desgasta. Tiene la misma corpulencia que tenía Antonio Armas cuando estaba activo. Pero con una diferencia, su portentosa musculatura. Ciertamente Armas jugaba en los jardines donde la posibilidad de lastimarse es mayor que en la primera base. Pero no son muchos los que se desempeñan con la habilidad de Miguel con todo y sus más de 100 kilos. Es como era Andrés Galarraga, que por algo lo llamaban “El Gato”. Antes un jugador se lesionaba y así seguía hasta que no podía más, y los pitchers lanzaban nueve innings y a la cuarta temporada, adiós. En conclusión, no es que existan más lesiones y más diferentes. Es que hay más cuidado y prevención. No olvidemos, como el beisbol en particular, se ha convertido en una industria multimillonaria en la que ambas partes, equipos y peloteros, por igual hacen un esfuerzo por conservar hasta lo imposible las inversiones hechas.”.

La carrera de Germán se ha extendido hasta los espacios del fútbol con la selección nacional de primera categoría, del basquetbol profesional con los Bucaneros de La Guaira, y como jefe de las delegaciones de Venezuela mientras cumplen el ciclo olímpico, incluidos los Juegos de Londres 2008 y Río de Janeiro 2016, entretanto era responsable de la dirección médica del Ministerio del Deporte.

Una intervención quirúrgica le pone punto final a la conversación. Sin embargo, antes de partir hacia el quirófano, confiesa que está por culminar una vieja aspiración: “Los secretos de la cueva”, un texto que relata sus andanzas por el universo deportivo. No hizo más revelaciones, aunque nos preguntamos si narrará el cómo y el cuándo surgió esta amistad que todavía perdura, abordo de aquel avión que en febrero de 1982 traía al Caracas desde México, donde había ganado la Serie del Caribe en Hermosillo. Miguel Cabrera no había nacido.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿QUÉ ES UN PROSPECTO DE GRANDES LIGAS?

El primer idolo

Bonds y el Magallanes (1993)