Mi primera visita al estadio Universitario
Mi primera visita al estadio Universitario Desde el momento en que Manuel Acosta me hizo el tan esperado anuncio, no había vuelto a dormir en paz. Los días se hicieron más largos y las horas transcurrían con una lentitud excesiva. Exasperante para un niño de 11 años de edad que aún carecía de la referencia temporal que al mundo adulto ofrecen el día y la noche. Viéndolo bien, mejor que haya sido así. La ansiedad es para los mayores. Solo que aquel anuncio era capaz de perturbar a alguien que esperaba escucharlo desde hacía tanto tiempo. “El sábado vamos para el juego”, dijo Manuel Acosta el lunes anterior, mientras se despedía para ir al trabajo. Lo mencionó con el mismo tono neutral que empleaba para avisar de un paseo más a Los Próceres, o a los espacios de la Universidad Central. Así es él, pero para mí, ese “el sábado vamos para el juego”, era todo un acontecimiento con matices de grandeza inconmensurable. Ni más ni menos significaba, que finalmente conocería el estadio Unive...